La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria-intestinal, una de las enfermedades más comunes a nivel digestivo.
Hay personas que padecen la enfermedad y pueden seguir perfectamente con su vida normal, sin embargo, no en todos los casos ocurre lo mismo.
Un buen tratamiento y, sobre todo, una buena alimentación antiinflamatoria y unos hábitos saludables siempre ayudarán a evitar que la enfermedad avance y conseguir que se lleve mejor. En este artículo te vamos a enseñar lo que tienes que saber sobre la enfermedad de Crohn, sus causas, sus síntomas y cómo contribuir, desde la alimentación, a disminuirlos.
¿Qué produce la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn se representa por diferentes daños como brotes, de forma recurrente, que afectan a todo el tubo digestivo, sobre todo en la parte inferior del intestino delgado y en el colón.
Entre las causas más habituales están los factores genéticos. Además, si generas una inflamación crónica en tu cuerpo, existen más posibilidades de desarrollar cualquier enfermedad inflamatoria.
Un desequilibrio en la microbiota también puede hacer que tengamos predisposición para generar la enfermedad de Crohn.
Este desequilibrio, junto con la inflamación, puede desencadenar en una permeabilidad intestinal, que es la barrera intestinal que tenemos para filtrar todo lo que no queremos que pase a la sangre. Si esta barrera se abre y deja pasar todo, puede causar mayor inflamación y producir la enfermedad de Crohn.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Crohn?
En general, la enfermedad de Crohn se reconoce por una serie de síntomas muy comunes como dolor abdominal, diarrea, fiebre, pérdida de peso, falta de apetito, cansancio, nauseas, vómitos. Las personas que padecen esta enfermedad suelen perder peso de forma muy rápida.
¿Cómo se detecta la enfermedad de Crohn?
En el caso de la enfermedad de Crohn, es muy importante que el diagnóstico se realice de forma correcta, ya que se puede confundir con otra enfermedad inflamatoria intestinal que es la colitis ulcerosa, con síntomas muy parecidos.
Una vez analizados los síntomas que indican relación con la enfermedad, la manera más habitual de detectarla es a través de una analítica, midiendo distintos parámetros que pueden indicar la presencia de inflamación activa en el tracto gastrointestinal como, por ejemplo, la calprotectina en heces, la velocidad de sedimentación (VSG) o la proteína C reactiva (PCR) en sangre o una alteración en el número de glóbulos blancos y de plaquetas.
Sin embargo, la forma más acertada de diagnóstico es a través de una colonoscopia para visualizar el intestino e identificar posibles áreas de inflamación o de daño.
A diferencia de la enfermedad de Crohn, que afecta a cualquier zona del tubo digestivo, la colitis ulcerosa afecta sólo el colon y el recto y se caracteriza por úlceras en el tracto digestivo.
¿Cómo se puede curar la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn es una enfermedad autoinmune, lo que quiere decir que tu sistema inmunitario ataca a sus propias células produciendo la inflamación en el cuerpo.
En cuanto al tratamiento, actualmente, no hay una cura que funcione para todo el mundo. El objetivo principal es aliviar los síntomas y reducir la inflamación que los provoca.
En general, el tratamiento incluye medicamentos para tratar los síntomas, en particular corticoides que ayudan a desinflamar. A pesar de conseguir su efecto, no son la mejor opción porque alteran el sistema inmunitario.
Tratar de forma natural sería la alternativa más recomendable, mejorando la calidad de los alimentos que comemos, a través de una alimentación antiinflamatoria, y empleando hábitos saludables.
Preguntas frecuentes
¿Qué no se puede comer con la enfermedad de Crohn?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria, por tanto habría que evitar todos los alimentos proinflamatorios: azúcares, grasas hidrogenadas presentes en los alimentos ultraprocesados, aceites ricos en omega 6, edulcorantes, bebidas carbonatadas o energéticas con alto contenido de azúcar o edulcorantes.
Dependiendo del grado de evolución de la enfermedad, de la frecuencia de los brotes y de cómo le sienten los alimentos a un enfermo de Crohn, se podría comer de todo, alimentos altamente antiinflamatorios, sobre todo, como carne, pescado, huevos, grasas de buena calidad, frutos secos, etc.
La manera más eficiente de evitar la inflamación es con los alimentos, mediante una alimentación antiinflamatoria y unos hábitos beneficiosos para la salud.
También son muy indicados los suplementos naturales de omega 3 y los que contienen vitamina D. Hay que tener en cuenta que el nivel de vitamina D, en las personas con enfermedades autoinmunes, se tendría que situar entre 80 y 100. Los suplementos tendrían que estar recetados siempre por un profesional sanitario, para valorar otros parámetros y, especialmente, para evitar que produzcan toxicidad.
¿Qué grado de discapacidad tiene la enfermedad de Crohn?
En función de si te han tenido que cortar un trozo de intestino, de la recurrencia de los brotes y de los efectos que te puedan incapacitar para hacer tu trabajo o llevar tu vida normal, la enfermedad de Crohn puede causar mayor o menor impacto en el día a día de las personas afectadas.
A veces, cuando se corta un trocito de intestino, si se localiza en la parte donde se absorben nutrientes, la persona afectada tendría que suplimentarse para compensar la carencia de estos nutrientes.
No obstante, si se trata bien, de forma natural y con una alimentación saludable, los avances son evidentes.
¿Cómo son los brotes de la enfermedad de Crohn?
Un brote es la reactivación de los síntomas, como fatiga, pérdida de peso, dolores abdominales, vómito, en las personas que padecen la enfermedad de Crohn. Para prevenir las situaciones de crisis, tendrás que tener preparada una estrategia que te ayude a aliviar los síntomas.
Seguir el tratamiento médico junto con llevar un estilo de vida saludable, basado en una alimentación antiinflamatoria, ayudará a disminuir los síntomas y a evitar que los brotes se produzcan con frecuencia.
Un brote puede tener una duración de unos días hasta unos meses, dependiendo del grado de la enfermedad.