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Alimentación para el hígado graso: Alimentos y estrategias para recuperar la salud

Alimentación para el hígado graso: Alimentos y estrategias para recuperar la salud

El hígado es uno de los órganos internos más grandes del cuerpo y de los que más funciones tiene. La digestión de los alimentos, el almacenamiento de energía y la desintoxicación son de las funciones más importantes que realiza el hígado, por tanto, tiende a saturarse. 

Si echamos la mirada atrás, nuestros antepasados tenían un estilo de vida mucho más saludable que nosotros. Comían sólo alimentos naturales, que ellos mismos producían, sin la presencia de ultraprocesados que son mucho más difíciles de digerir. 

En la actualidad, debido a la exposición a los tóxicos, a los picoteos frecuentes, a la calidad de los alimentos que comemos, se produce más estrés hepático y mayor acumulación de toxinas en nuestro cuerpo. 

Todos estos factores contribuyen al desarrollo de una enfermedad que conocemos como hígado graso

¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?

Una de las principales señales de que el hígado no responde de la mejor forma nos la indica cualquier analítica. El parámetro que se mide son las transaminasas, unas enzimas presentes en las células del cuerpo y que ayudan a metabolizar ciertas proteínas. 

Las más representativas son la GOT y la GPT, que se encuentran en gran número en las células del hígado. Cuando su valor es muy elevado, estamos ante un síntoma claro de alguna patología hepática, ya que el hígado no está realizando correctamente sus funciones. 

Las transaminasas altas se pueden deber a tener el hígado graso. Se manifiesta, principalmente, en las personas con grasa visceral, que es la grasa que rodea los órganos internos del organismo. A la vez, es la grasa más perjudicial para la salud.

Otra de las razones es porque puede que tengamos hepatitis, que es una inflamación del hígado.

Otro motivo por el cual el hígado puede dejar de funcionar de manera adecuada es por la resistencia a la insulina. ¿Por qué ocurre? Cuando tomamos mucha cantidad de glucosa, el páncreas segrega insulina para bajar esos niveles elevados de azúcar en la sangre. Pero cuando hay una cantidad demasiado mayor de glucosa, se produce también demasiada insulina y el cuerpo se vuelve resistente. Si la insulina deja de hacer su función, la glucosa que se queda almacenada en la sangre se convierte en glucógeno muscular o hepático. 

El hígado se satura, a su vez, porque le llega demasiado glucógeno hepático y tiene que realizar mayores reacciones metabólicas para gastar el glucógeno en exceso.

¿Cuáles son las causas del hígado graso?

Los principales factores que favorecen que tengamos el hígado graso son el consumo de alcohol, de productos inflamatorios de difícil digestión o alguna inflamación crónica, como la hepatitis.

No obstante, hay más causas que, indirectamente, afectan a nuestro hígado. Por ejemplo, comer de forma frecuente, como cuatro o cinco veces al día, no es recomendable ya que no deja el tiempo suficiente al hígado para realizar otras funciones que no sea la digestión. 

Es preferible dejar mínimo 4 horas entre las comidas y un mínimo de 12 horas entre la cena y la primera comida del día siguiente.

La sobreexposición a los disruptores endocrinos es otra de las causas que afectan al buen funcionamiento del hígado. A diario, estamos expuestos a los tóxicos, a los plásticos, al cloro, a los componentes de los productos de limpieza, a los tóxicos presentes en los productos de cosmética o de higiene personal, al flúor o al aluminio. 

Nuestro hígado tiene que hacer el esfuerzo para eliminar toda esta cantidad de tóxicos. Pero si está saturado, la función de desintoxicación está perjudicada.

Otro factor que impide que el hígado desarrolle óptimamente sus funciones es la permeabilidad intestinal. Si dejamos esta barrera abierta, las toxinas y los alimentos que no estén digeridos pasan a la sangre y están transportadas al hígado para hacer la digestión. Somos nosotros mismos quienes tendríamos que evitar esta situación para ahorrarle trabajo al hígado.

¿Que no se debe comer con el hígado graso?

Se piensa erróneamente que el hígado graso está relacionado con el consumo de grasa. Pero, realmente, no es así. Si las grasas son saludables, ayudan a reducir la inflamación del cuerpo, a la vez que contribuyen a mejorar la inflamación del hígado y a curar el hígado graso.

Se deberían evitar o eliminar las grasas hidrogenadas contenidas en los alimentos ultraprocesados y, en general, los productos proinflamatorios como los azúcares, los edulcorantes, los aceites vegetales, sobre todo cuando se calientan, las bebidas carbonatadas y algunos componentes como glutamato monosódico, que son diferentes tipos de potenciadores de sabor, que también nos producen inflamación. 

¿Cómo curar el hígado graso?

Para curar el hígado graso, habría que buscar una estrategia que ayude a que el hígado pueda recuperar la capacidad de llevar a cabo todas sus funciones.

Eliminar los alimentos proinflamatorios e incluir productos ricos en omega 3, grasa de buena calidad, como el aguacate, el aceite de oliva, las aceitunas, los frutos secos, las proteínas de gran valor biológico, como los pescados blancos, los moluscos, los mariscos, las carnes blancas y rojas, pero siempre priorizando que provengan de animales que pastan al aire libre, los huevos, de gallinas criadas en libertad, los alimentos ricos en probióticos como los yogures y el kéfir.

También habría que intentar reducir la exposición a los tóxicos, que los productos de limpieza y cosméticos sean de tipo ecocert, bio. Una alternativa sería hacer productos de limpieza naturales, en casa, empleando bicarbonato o vinagre, entre otros.

Otra medida para acabar con el hígado graso sería ayunar mínimo 12 horas de un día para otro y mínimo 4 horas entre comida y comida.

Es preferible reducir el número de comidas y hacerlas más consistentes para dejar descansar el hígado y poder cumplir bien sus funciones. Igual que dormir bien, de 7 a 8 horas, incluso 9 horas, para que nuestro cuerpo se regenere. Durante el sueño, el hígado realiza la limpieza nocturna.

Hacer deporte, beber agua, consumir infusiones como cardo mariano, cúrcuma, tomar antioxidantes, vitamina C, zinc o frutos rojos son otras recomendaciones para tener un hígado sano.

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